divendres, 17 de desembre del 2010

Abismes irremeiables

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…como si sólo azufre hubieran en mi pecho
encontrado mis dedos,
como si sólo úlceras, desnudez y vacío.
Una orfandad sin límite me descubre y denuncia.
JAIME LABASTIDA


Davall del rall dels peixos, el rellotge d’aigua jugant en l’abisme.
El crepuscle s’obri com un dard de cendra.
Abans jugava a les ales de l’oblit. Als àngels del somni.
Ara són irremeiables, greus, les ales de l’abisme.
Els dies que enlairen crits grossos. Els cansaments alçant-se
En les brases. Els temps sense reixats en les palpebres.
Sovint em toca engolir-me el greixum de la tristesa. Les estacions
Nocturnes de les portes tancades,
La por que produeixen els camins convertits en cementeris.
Passe tocant les dolgudes persianes de les meues palpebres: —la penombra
Ociosa que enfondeix
I travessa la demència de la meua esperança.
De vegades maleesc el ventall dels dies de la setmana: els diumenges
Nonats damunt de les pedres esbargides de les galtes.
Estranye ara els dies irreparables de la meua infantesa i les vetllades.
Camine enmig de l’estretor dels ràfecs i les lluernes:
Hi ha abismes que de sobte són més fervorosos com una finestra
Amb ocells i cerç.
Des de l’interior de la meua gola contemple la intempèrie. L’estatura
De la meua mateixa angoixa obrint-se en la sang.
La paraula cendra en comptes de greu és aguda en els meus ulls.
El seu escalpel és una eternitat al teulat. Un segle obrint la fullaraca,
Un tren per estacions invisibles.
Enfosqueix de dia i nit en el paraigües negre del cel.
Sempre es fa nit en la pols del meu pit.
Sempre els armaris es curullen de fotografies velles: —petrificada
Follia al meu mocador de llenguatges incerts, gepa de sal ensordida
Pel temps, pels portals sense quaderns.
Un dia no seré sinó el corc dels esquirols. L’unt filós
Del celler. L’aigua dormida de la meua mateixa demència.
Ací serà gris, el blau del pit. L’interior bramant com un bou
Sord, la buidesa galopant de les ombres.
Passada la tinta de les ombres, la història de l’abisme és el silenci
Amb aqueix riu de mosques com a turbant.
Cap a allò irremeiable, preferesc udolar a l’ensems d’un martell,
Clavant ofecs en la paret de la gola:
Testimoni al capdavall de cada vesprada cremada en els meus fracassos.
Cap calendari no pesa tant com la foscor dels taüts:
—Cap, certament, no perviu en balcons afonats, excepte la saliva
Cremada del desig en la història del crit.
Llevat d’aquesta impotència infinita dels ulls de deixar el cos:
En cada pàgina és múltiple el mirall. I aquesta pluja de terra
Ama finalment dels meus ossos…

Baratària, 03.X.2010


Poema d'André Cruchaga traduït al català per Pere Bessó


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ABISMOS IRREMEDIABLES

…como si sólo azufre hubieran en mi pecho
encontrado mis dedos,
como si sólo úlceras, desnudez y vacío.
Una orfandad sin límite me descubre y denuncia.
JAIME LABASTIDA


Bajo la atarraya de los peces, el reloj de agua jugando en el abismo.
El crepúsculo se abre como un dardo de ceniza.
Antes jugaba a las alas del olvido. A los ángeles del sueño.
Ahora son irremediables, graves, las alas del abismo.
Los días que levantan gruesos gritos. Los cansancios alzándose
En las brasas. Los tiempos sin verjas en los párpados.
A menudo me toca tragar la mugre de la tristeza. Las estaciones
Nocturnas de las puertas cerradas,
El miedo que producen los caminos convertidos en cementerios.
Paso tocando las dolidas persianas de mis párpados: —la penumbra
Ociosa que ahonda
Y atraviesa la demencia de mi esperanza.
A veces maldigo el abanico de los días de la semana: los domingos
Nonatos sobre las piedras esparcidas de los pómulos.
Extraño ahora los días irreparables de mi infancia y los velorios.
Camino en medio de la estrechez de los aleros y los tragaluces:
Hay abismos que de pronto son más fervorosos como una ventana
Con pájaros y cierzo.
Desde el interior de mi garganta contemplo la intemperie. La estatura
De mi propia angustia abriéndose en la sangre.
La palabra ceniza en vez de grave es aguda en mis ojos.
Su escalpelo es una eternidad en el tejado. Un siglo abriendo la hojarasca,
Un tren por estaciones invisibles.
Oscurece de día y noche en el paraguas negro del cielo.
Siempre anochece en el polvo de mi pecho.
Siempre los armarios se colman de fotografías viejas: —petrificada
Locura en mi pañuelo de lenguajes inciertos, joroba de sal ensordecida
Por el tiempo, por los portales sin cuadernos.
Un día no seré sino la carcoma de las ardillas. El tizne filoso
Del tabanco. El agua dormida de mi propia demencia.
Ahí estará gris, el azul del pecho. El interior bramando como un toro
Sordo, la oquedad galopante de las sombras.
Pasada la tinta de las sombras, la historia del abismo es el silencio
Con ese río de moscas como turbante.
Hacia lo irremediable, prefiero aullar al unísono de un martillo,
Clavando ahogos en la pared de la garganta:
Testigo a fin de cuentas de cada tarde quemada en mis fracasos.
Ningún calendario pesa tanto como la oscuridad de los ataúdes:
—Ninguno, por cierto, pervive en balcones hundidos, salvo la saliva
Quemada del deseo en la historia del grito.
Salvo esta impotencia infinita de los ojos de dejar el cuerpo:
En cada página es múltiple el espejismo. Y esta lluvia de tierra
Dueña finalmente de mis huesos…

Barataria, 03.X.2010


André Cruchaga

2 comentaris:

Ana Muela Sopeña ha dit...

Querido André,

me gusta mucho la imagen de "un tren por estaciones invisibles". Parece casi fantasmagórica. Y es que la vida, en el recuerdo, sabiendo todo lo que tuvimos y hemos perdido, a veces, parece irremediablemente surrealista. De pronto caminamos por las calles o visitamos los entornos de la infancia y tenemos una sensación de irrealidad. Me gusta mucho este poema. Has sabido transmitir un cúmulo de sensaciones con precisión de cartógrafo de las emociones.

Enhorabuena
Un abrazo
Ana

André Cruchaga ha dit...

Primero, Ana, muchas gracias por hacerme participe de este periplo tuyo y de Pere;segundo, tu comentario: excelente porque te adentras a el con mente de aruspice para descrifrar los codigos y simbolos que hay ahi.

De nuevo, gracias infinitas.

ANDRE CRUCHAGA